Posteado por: Administrador | agosto 8, 2015

PGE e Infraestructuras Verdes en Navarra

josu_elsoEl proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2016 presentado este martes por el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, prevé una inversión estatal en Navarra de 106,32 millones de euros. El análisis de estas inversiones muestra lo que en principio podrían ser buenas noticias para la conservación del patrimonio natural de nuestra comunidad, ya que el Ministerio de Medio Ambiente será el responsable de ejecutar el 50% de esas inversiones (53,4 millones de euros) en Navarra.

Sin embargo, los detalles de las mismas muestran una vez más que el Ministerio dirigido por Isabel García Tejerina tiene pocas intenciones de trabajar en la defensa y conservación de la naturaleza y utiliza los fondos del Ministerio de Medio Ambiente para ejecutar proyectos de escasa o nula sostenibilidad y alto coste medioambiental, que tan solo benefician a las grandes empresas constructoras, sin mencionar el rechazo social que una gran parte de la ciudadanía navarra ha mostrado ante estos proyectos. Así, el 40% de las inversiones que el Ministerio tiene previsto llevar a cabo en Navarra (21,4 millones de euros) están destinados al Canal de Navarra, el 37% (19,6 millones) a la construcción de un dique del pantano de Itoiz y el 22% (11,5 millones) al recrecimiento del embalse de Yesa, destinando únicamente el 2% (0,9 millones) a la restauración hidrológica ambiental de los tramos fluviales. Es decir: el 98% de las inversiones que el Ministerio de Medio Ambiente prevé llevar a cabo en Navarra están destinadas a proyectos que de ninguna manera van a beneficiar al medio ambiente y continúan incidiendo en el desarrollo de infraestructuras que provocan graves daños a los ecosistemas, más concretamente a los ecosistemas fluviales.

Esta política insostenible ha sido la tónica general que a nivel estatal han seguido los ministerios de Medio Ambiente de los diferentes gobiernos del Partido Popular (recordemos como ejemplo el proyecto de Plan Hidrológico Nacional que incluía el famoso trasvase del Ebro), mostrando una y otra vez la nula sensibilidad ambiental y escaso conocimiento de las políticas y directrices ambientales no solo europeas sino mundiales, como recientemente hemos podido comprobar con el giro que la Administración Obama ha dado en los últimos días para luchar en la prevención del cambio climático.

La Comisión Europea lleva años haciendo un esfuerzo importante en intentar concienciar a los estados miembros sobre la necesidad de modificar sus políticas hacia un crecimiento inteligente, integrador y sostenible que permita conservar los escasos valores medioambientales que aún perduran en el viejo continente. Así, la comisión ha integrado como parte importante de la estrategia general Europa 2020, la Estrategia Europea de Biodiversidad. Esta nueva estrategia intenta detener para el año 2020 la pérdida de biodiversidad en la UE y mantener la capacidad de la naturaleza para entregarnos los bienes y servicios que todos precisamos, a través de la aplicación de la normativa existente (Directiva Marco del Agua, Directiva de Inundaciones, Directivas de Aves y Hábitats fundamentalmente) y la integración de la política ambiental en otras políticas sectoriales, reconociendo el valor económico de los servicios ecosistémicos y la necesidad de restaurarlos para beneficio de la economía y la sociedad.

La estrategia señala el desarrollo de Infraestructuras Verdes como una de las principales herramientas para conseguir sus objetivos, ya que son “esenciales para mitigar la fragmentación y el uso insostenible de la tierra, y para hacer frente a la necesidad de mantener y restablecer los múltiples beneficios de los servicios de los ecosistemas”.

Las Infraestructuras Verdes se apoyan en la naturaleza para generar ventajas ecológicas, económicas y sociales, manteniendo sus ecosistemas en buen estado, por lo que un territorio estructurado en torno a ellas es un territorio que puede ofrecer servicios múltiples a la sociedad, contribuyendo a la adaptación al cambio climático, a la reducción de la vulnerabilidad ante desastres naturales y a la mitigación de los efectos adversos de las infraestructuras de transporte y energía. Contribuyen además al desarrollo económico general basado en una economía sostenible ya que presentan una elevada rentabilidad en el tiempo, ofrecen oportunidades de trabajo y son a menudo más baratas y duraderas que las alternativas convencionales, ofreciendo una ventajosa relación coste-eficiencia frente a las infraestructuras tradicionales de ingeniería civil, denominadas por la Comisión Europea como Infraestructuras Grises, por lo que invertir en Infraestructuras Verdes es ventajoso para la sociedad. Además, la comisión ha constatado que la persistencia de las presiones actuales sobre los ecosistemas mediante el desarrollo de Infraestructuras Grises puede tener consecuencias muy adversas para la salud y la economía de los ciudadanos europeos, por lo que está impulsando un cambio en el modelo de desarrollo.

Y a pesar de ello, el ministerio dirigido por Isabel García Tejerina persiste en su empeño de continuar invirtiendo en Navarra para desarrollar casi exclusivamente las Infraestructuras Grises proyectadas (Canal de Navarra, Itoiz y recrecimiento de Yesa), haciendo oídos sordos a las indicaciones de la Comisión Europea y arriesgando a que ésta vuelva a sancionar a España, como lo ha hecho ya en varias ocasiones por incumplir las directivas ambientales, en especial la Directiva Marco del Agua.

Me imagino que no soy el único que hubiera preferido ver que el Ministerio de Medio Ambiente invierte dinero en Navarra para llevar a cabo actuaciones que nos ayuden a cumplir con los requisitos ambientales europeos, como la mejora de nuestros ríos que, tal y como quedó de manifiesto en el II Congreso Ibérico de Restauración Fluvial celebrado en Pamplona en el mes de junio, son las principales Infraestructuras Verdes que vertebran el territorio navarro. Hubiera preferido ver que el ministerio se preocupa por recuperar las llanuras aluviales, que son muy importantes para amortiguar el efecto de las inundaciones al almacenar el agua para volverla a liberar luego lentamente a los arroyos y ríos; los humedales, que absorben contaminantes y mejoran la calidad de nuestro suministro de agua dulce; la eliminación de especies exóticas, que están acabando con las poblaciones autóctonas de peces afectando a la pesca deportiva… En fin, hubiera preferido ver que el Ministerio de Medio Ambiente se preocupa por el medio ambiente.

Josu Elso, doctor en Ecología Fluvial, secretario de Wetlands International European Association y miembro del Centro Ibérico de Restauración Fluvial. Ha trabajado como consultor independiente para la Comisión Europea

 


Deja un comentario

Categorías